City Light Mosaic: pop cyberpunk y futurista para mundos imaginarios

City Light Mosaic: pop cyberpunk y futurista para mundos imaginarios

Fuente: Peter Sullivan

Tony Sanzone (City Light Mosaic) tiene ideas. Muchas ideas. Conceptos que van de mundos distópicos bañados en luces de neon a alter egos que vagan por ciudades nocturnas, en busca de emociones y contacto humano. Pero también sueños anclados en la realidad y su entorno: publicar música pop cool y futurista, además de editar a almas inquietas como la suya desde su sello, No Agreements, el cual este año ha hecho olas en el under con lanzamientos de artistas como Material Girl.

En las últimas semanas, algunas de estas visiones fueron plasmadas en Indigo City Burning, un nuevo álbum que combina un trasfondo conceptual inspirado en su Boston natal con tintes de fantasía. Todo al son de un ecléctico mix de influencias que van de la música club más bailable al ambient y el R&B experimental.

Indigo City Burning
Hay veces en las que las palabras en sí no dicen mucho si las tomás literalment, pero que en el contexto en que suenan, evocan muchas emociones. Y esa es la idea que tenía en mente: usar las voces como un instrumento más y no tanto como vehículo para letras.
City Light Mosaic

¿Qué nos podés contar sobre tu nuevo trabajo?

La música es una interpretación personal de lo que se siente vivir en Boston. No Boston como un lugar real, pero la forma en que lo veo a través del arte que me forma, sea la moda, la estética cyberpunk, o las raves. Todo se mezcla en este mundo que llamo Indigo City, el cual es mitad realidad, mitad fantasía, y la idea era hacer el soundtrack para aquel lugar. Quiero que mi música haga sentir al oyente que está inmerso en ese otro mundo.

También trabajé con el concepto de una estrella pop cyberpunk que vive en este mundo ficticio. Es algo que tiene varias capas: en una parte, tenemos el sentido literal de la idea; pero también por otra parte explica el sonido del álbum. Quería explorar la idea de cómo sería la música pop de este futuro distópico, por lo que hay mucha influencia del ambient y el club, además del cloud rap y el R&B alternativo.

La primera mitad del disco es muy pop, mientras que la segunda parte explora el lado más electrónico y ambiental, aunque la idea es que los sonidos se entremezclen. Por ejemplo, “Lower Level” tiene un sonido techno-industrial pero las vocales son pegadizas; y otro track como “Chemical Lovers”, aunque muy pop, tiene un sonido de música club en los kicks.

Para lograr este sonido futurista a lo largo del álbum utilizás en muchas instancias voces robotizadas. ¿Cómo fue trabajado este elemento?

Buscaba que hubiera inflexiones pop, pero que no sonaran demasiado humanas. Me compararon con los músicos de la Drain Gang por cómo uso las voces, y mientras que no creo que fuera una influencia consiente, sí apoyo lo que hacen por la música pop con sus trabajos. Hay algunas áreas comunes con artistas como Bladee, especialmente en temas como “Frostbite”.

Creo que el trabajar así las voces es muy útil en términos de identidad de género. Mucha gente las edita así para poder presentarse a sí mismos con su identidad verdadera ya que les es más difícil hacerlo con normalidad. Ayuda mucho con la androginia, lo cual es muy importante para mí: no me definiría como no binario, pero tampoco me identifico como masculino o femenino.

También ayuda mucho que la modulación vocal suena muy cool y futurista.

Este tipo de vocales hace que sea difícil de a momentos entender el significado de las palabras, y las letras tampoco están disponibles con el disco. Es algo un tanto inusual para un álbum tan conceptual como este.

Hay artistas que trabajan con letras en las que las palabras en sí no dicen mucho si las tomás literariamente, pero que en el contexto en que suena, evocan muchas emociones. Y esa es la idea que tenía en mente: usar las voces como un instrumento más y no tanto como vehículo para letras. Sucede mucho en la música dance; tenés artistas como DJ Healer o Burial que toman fragmentos del habla de otros y les dan un nuevo contexto.

Sin embargo, hay de todos modos ciertas palabras en el álbum que se destacan por el resto y una cierta tonalidad, que es lo que me gusta trabajar, junto con la textura y el espacio. Cuando trabajás con música que funciona como soundtrack, como en este caso, las letras no importan tanto. Un ejemplo es My Bloody Valentine: su música se usa en Lost In Translation y funciona tan bien porque las vocales están enterradas en el mix. Y no sería lo mismo si fueran nítidas.

Teniendo en cuenta que las canciones funcionan de soundtrack en la vida de la estrella pop ficticia, ¿cómo encaraste la tarea? ¿Planeaste cada track como una escena individual?

Cuando se me ocurrió el concepto de una popstar en un mundo cyberpunk, lo interpreté pensando en cómo se relaciona conmigo; cómo sería si yo viviese esa vida. Es divertido fantasear a la hora de componer. Y las canciones están muy marcadas por mis experiencias personales; por el arte y vida nocturna. Una buena parte de la noche para mí no trata de estar en clubes o bares, sino los pequeños momentos, como el tomar un tren o entrar a un kiosco a las 4 de la madrugada. Es un collage de sentimientos y memorias de los que tomo prestado.

En muchas instancias no fue un proceso de decir “OK, quiero emular esto o aquello”, sino que empezaba a escribir y una memoria particular llegaba a mi mente y dictaba la dirección de la canción. Por ejemplo, la anteúltima, “You Just Melt Into Me”, fue compuesta encima de la escena de la rocola en la peli Fallen Angels, del director Wong Kar Wai. La versión original está en perfecta sincro con la escena; es una de mis pelis favoritas y captura mucha intimidad.

Pero tenés otros tracks como “Indigo Sleeper”, al que retorné una vez finalizado y decidí que Indigo Sleeper sería el nombre de un tren ficticio, y el concepto es estar sentado adentro y mirando por la ventana junto con alguien a quien querés.

Fuente: Peter Sullivan

Uno de los conceptos a los que más importancia le diste fue mezclar lo “real” (en cuando a experiencias personales e influencias) y la fantasía. ¿Podés explicar cómo interactúan estos elementos?

El elemento humano y el distópico no están en conflicto sino en coexistencia. Son parte de mi identidad y de cómo veo el mundo. La portada del álbum, por ejemplo, es un momento muy específico de realidad y fantasía unidas.

Cuando voy a clubes en Boston y salgo tipo 4 de la madrugada, me siento cansado y en ocasiones duermo adentro de mi auto en estacionamientos; es algo que he hecho varias veces [risas]. Y quise usar esta idea de mí durmiendo en mi auto con una calma luz color índigo flotando encima mientras en el fondo se puede ver una estructura enorme estilo brutalista. La arquitectura representa la dureza del mundo distópico, mientras que el interior del auto es una zona de confort.

Una buena parte del álbum se compone de contrastes como ese, por ejemplo la canción “Chemical Lovers”: tiene un sonido agresivo pero hay momentos de psicodelia y brillo en los cuales las vocales y texturas se mezclan.

El álbum fue lanzado como una experiencia audiovisual, con visuales de acompañamiento. ¿Cómo fue realizada esta idea?

Fue algo muy último momento. Naked Flames se unió a nuestro sello, No Agreements, en los últimos tiempos y hace mucho trabajo con gráficas 3D, por lo que trabajó el video junto a Peter Sullivan, quien hizo las visuales para las últimas dos canciones. Y fue perfecto porque emula los conceptos que tenía en mente. Por ejemplo, amo las gráficas de Play 1 y Dreamcast, con sus bordes filosos y polígonos extraños, y eso fue una gran influencia en el video.

También hay un video de música en el que trabajamos por un mes, pero al verlo no estábamos convencidos con los resultados. Entonces terminé editando el video a eso de las 5 o 6 de la mañana del día del estreno, y tuvimos que regrabar mucho metraje las dos noches anteriores a eso. Es un poco lo que sucede en el arte, improvisás, como en el jazz. Vas con una idea en crudo y salís con algo distinto en mano.

El álbum incluye muchos invitados en las canciones. ¿Qué trajeron estas colaboraciones a la mesa?

Para algunas personas, es una fuente de orgullo decir “hice todo solo”, pero para mí la música es algo muy social. Trabajo con otros todo el tiempo, influenciándonos mutuamente. Así que cada aspecto del álbum es colaborativo en cierta manera: no sería el músico que soy sin mis amigos, porque me transforman como ser humano.

La primera colaboración del álbum es “Frostbite”, la cual incluye a Material Girl y Mixed Matches en vocales. Cuando se sumaron, vi el potencial de reestructurar la canción en un formato más pop tradicional, mientras que antes era más ambient.

También está “Indigo Sleeper”, con participación de Mondegreen. Inicialmente le había enviado un par de tracks y él se enganchó con ese en particular y grabó muchas ideas. Lo trasnformó en una canción con partes medio glitch y voces entrecortadas que no esperaba que encajaran tan bien.

Y está Farboro, quien trabajó conmigo en “Heaven’s Peak”. Es una canción que le envié a mucha gente mientras la trabajaba y que a muchos no les interesó, excepto a él; entendió a lo que iba y le agregó su toque personal, el cual es esencial para capturar ese sentimiento de soundtrack del álbum.

Está también el aporte de Elegance of the Damned y Phonebox, artistas que aportaron en una serie de remixes que fueron claves a la hora de que el álbum cobrara ese sonido club que tiene. 

Además de hacer tu propia música, llevás adelante el sello No Agreements, el cual mencionaste brevemente. ¿Cómo funciona el proyecto?

La idea es ver a la gente por el contenido de sus creaciones y darles una chance a los músicos para que exploren sus visiones particulares. Podés aprender a pulir tus habilidades y practicar pero una visión… Eso no se puede enseñar. Y creo que, dado el contexto apropiado, todos somos capaces de hacer música genial. Por eso mi idea es formar una comunidad en que nos motivemos los unos a los otros y saquemos lo mejor adelante. Lo que nos une no es un sonido particular, sino un sentimiento común: que nos importa la música y buscamos algo distinto.

Tengo un manejo al de sellos que se forman alrededor de un sonido en particular, por lo que No Agreements trabaja como una puerta abierta para muchos géneros; no nos ponemos cómodos. Lo cual creo que es el problema con muchas escenas: decaen cuando están muy cómodas con su identidad y pierden el sentido de descubrimiento y dejan de evolucionar. Es por eso que el hip hop está atravesando un momento genial hoy en día; explora muchas direcciones nuevas.

Fuente: Peter Sullivan

¿Cuáles son los planes del sello a futuro?

Estaremos publicando All Singing, All Dancing de Naked Flames en cassette en breve, algo que nos entusiasma mucho. También buscaremos continuar con nuestro modelo de “un lanzamiento por mes”, y hay algo que estamos cocinando entre Material Girl, Mondegreen, Farboro y yo, además de un proyecto de todo el sello.

En el futuro, aunque quizás no el cercano, también queremos extendernos a las artes visuales, el cine, la ropa y el interative media. Más que un sello, somos un movimiento artístico, y queremos ayudar a la gente con sus visiones artísticas sin importar el medio.