Conocé a Naked Flames: Techno hogareño y surreal para noches en vela

Conocé a Naked Flames: Techno hogareño y surreal para noches en vela

Fuente: Cortesía

Entre disertaciones de universidad, arduas jornadas de trabajo y noches en vela jugando Yume Nikki, Anton de pronto se encontró con una realidad: se estaba convirtiendo en un artista musical.

Sus lanzamientos, los cuales publica desde hace años bajo el seudónimo Naked Flames, comenzaron como los de muchos músicos incipientes bajo el paradigma de lo casual y descontracturado. El Bandcamp como forma de catarsis; como diario (no tan) secreto donde volcar ideas sin filtros ni peros porque, después de todo, ¿cuánta gente podrá llegar a escucharlo? “No me tomaba mi música tan en serio; era un tipo que sacaba material por el simple hecho de volcar las ideas que pasaban por mi mente“, confiesa.

Pero 2020, con todos los dolores de cabeza que nos trae, bien podría ser el más revelatorio para su naciente carrera. Febrero vio la publicación de All Singing, All Dancing, un álbum que retoma ideas –a la par que incorpora nuevas– presentes de sus trabajos anteriores pero con una inusitada confianza que lo hace difícil de ignorar: ya no se trataba de “otro álbum de Bandcamp”

All-Singing-All-Dancing

Textural y envolvente, All Singing se inserta con seguridad en la corriente del “outsider house”, música house fracturada con estética lo-fi, donde el glitter de la pista de baile da lugar a un sonido borroso que remite más a la somnolencia que a la euforia que se suele asociar al género.

Uno de nuestros discos favoritos de lo que va del año, Anton nos cuenta que en breve verá un lanzamiento en formato físico. Ocasión ideal, entonces, para conocer cómo lo creó y qué cambió en él ahora que su música dejó de ser un secreto para su propio goce.

Cuando llegás a la mezcla justa, el sonido lo-fi llena los huecos: no deja lugar para dinámicas, lo hace todo confuso, y crea un sonido ambiente propio de fondo.
Naked Flames

All Singing, All Dancing se mete de lleno en el terreno del house lo-fi u “outsider”, una corriente de nicho con mucha llegada en el under actual. ¿Cómo arribaste al sonido?

A lo largo de mi vida escuché muchos discos de outsider house; devoraba tapes que encontraba en sitios como RateYourMusic. Y cuando hice All Singing, All Dancing, me propuse utilizar todos los conocimientos que había acumulado como oyente para fusionarlo con algo de dub techno, que era un estilo que ya venía trabajando. Es una mezcla no tan explorada.

También me interesaba acercarme a algo que podría llamarse “dub rave”, si se quiere. La segunda parte del disco está muy inspirada por la subcultura rave, por géneros como el acid y el hard techno. Quería capturar ese sentimiento de euforia y trasladarlo al dub, que es más narcotizado.

La producción lo-fi dota a tu música de un sonido más difuso que el que tiene el house mainstream, maximalista y pulido. ¿Cómo fue trabajar con una paleta “sucia”?

El proceso de creación fue muy interesante: si escucharas los mixes previo a que los “destruyera” para hacerlos lo-fi, se sienten vacíos. Se siente como si faltara algo. Pero cuando llegás a la mezcla justa, el sonido lo-fi llena los huecos: no deja lugar para dinámicas, lo hace todo confuso, y crea un sonido ambiente propio de fondo.

Es un tanto críptico: podés escuchar que hay muchas cosas sucediendo a la vez, pero está todo mezclado junto, y esa textura pantanosa me fascina. Me tomó bastante trabajo lograr el sonido justo, pero estoy satisfecho.

Previo a All Singing, All Dancing venías trabajando con un sonido techno más limpio que volcaste en un álbum llamado Boring Fantasy. ¿En qué se diferencia esa experiencia con All Singing?

Es un disco de dub techno en estado puro: es mucho más claro y pulido que lo que se escucha en All Singing, que es más áspero. Boring Fantasy llegó en un momento en que estaba tapado de trabajo y venían muchas ideas a mi mente, pero no encontraba tiempo de canalizarlas. Hasta que me dije “voy a hacer electrónica aunque no haya tiempo; un par de horas al día y ver qué sale”.

Creo que salió bien: es un buen álbum, aunque definitivamente tiene sus fallas que pude mejorar en All Singing. De hecho, en All Singing, All Dancing tomé prestadas partes de Boring Fantasy, pero las aceleré y les di una textura más dinámica que se ajusta al sonido del disco. En realidad, mucho de All Singing viene de demos no usados para Boring Fantasy.

Un elemento que surge mucho cuando hablás de tu música es la “textura”. ¿Por qué convoca tanto tu atención?

En el cuarto año de universidad, descubrí los clásicos del techno, escuchaba todo lo salido en el sello Chain Reaction. Todavía me cuelgo con esa área de la música: me es tan gratificante la textura que la melodía incluso me resulta molesta. Por eso amo Quadrant Dub, de Basic Channel: es un drone y un acorde durante 20 minutos, es perfecto. Una y otra vez, sin melodía que te distraiga de la textura.

Eso es lo que me llama: quiero un acorde repetido, cambiar la textura hasta encontrar una apropiada y dejarla unos buenos cinco minutos. Si aprendés a crear texturas, podés empezar a hacer dub techno relativamente rápido: en un par de horas tenés una maqueta para ir masterizando y perfeccionando con el paso de los días.

¿Cambió la forma en que te ves como autor tras la buena recepción de All Singing?

Antes yo hacía de todo: de ambient a rock experimental a slowcore… En realidad, no sabía qué quería hacer con exactitud. Cuando descubría un género, sentía un amor profundo que me hacía verlo como una revelación: “wow, ¡el rock es lo mejor!; wow, ¡el drone es lo mejor!”… y saltaba de una cosa en otra sin dirección. No me tomaba mi música tan en serio: yo era el tipo al que le gustan muchos tipos de música y busca probar qué tal le salen. Eso cambió cuando el techno se volvió en “lo mío”.

No conté esto a nadie, pero al ser una entrevista, es el momento apropiado: está confirmado que All Singing saldrá en un sello llamado No Agreements, que tiene unos dos años de vida y en el último tiempo encontró su camino con varios lanzamientos novedosos, como Tangram de Material Girl. La nueva situación, de un trato con un sello y mayor recepción, cambia todo.

Saldrá en edición física, formato cassette. El álbum en sí es de 23 minutos, por lo que eso ocupará un lado de la cinta y habrá otros 23 minutos de material bonus en la otra cara, con un sonido en la misma línea de All Singing. Sucederá en agosto y lo espero con muchas ansias.

¿Qué cosas creés que serán distintas de ahora en adelante con esta oportunidad?

Que el álbum ahora salga editado por un sello me hace pensar que a futuro quiero pasar más tiempo perfeccionando mis habilidades para que cuando edite otro álbum sea mejor. No seré yo editando algo por estar aburrido, sino cosas más grandes y pulidas.

Por otra parte, No Agreements hacen muchos compilados del sello y fomentan que sus artistas contribuyan canciones y remixes, por lo que probablemente a futuro esté más enfocado en tracks individuales.

¿Por qué creés que All Singing tuvo tan buena recepción en el under?

Ayudó que saliera bastante temprano en el año, por lo que la fanbase del outsider house y el techno se encontraba a la caza de cualquier cosa nueva, y no había tanta competencia. Y mi disco estaba ahí para satisfacer esa demanda. No tuve que publicitarlo en ningún lado: la gente excava bien profundo en busca de trabajos ocultos que otros no descubrieron todavía.

Creo que uno atesora mucho más lo que le toma trabajo descubrir, porque sentís una conexión personal y querés salir a gritarle al mundo para que otros también puedan experimentarlo. Si sintieron eso con mi álbum, me hace feliz.

En otro aspecto que hace a la música, hace poco te presentaste en vivo en un festival virtual. ¿Cómo fue la experiencia?

Fue mi primera vez haciendo algo así. Con todo lo malo que está pasando en el mundo, desde No Agreements armaron un festival para juntar plata para la causa. Fue idea de Tony, quien lleva adelante el sello. Nos pidió que armáramos un set de 20, 30 minutos y se lo mandáramos en la semana. Por suerte tenía bastante material dando vuelta que reapropié para el mix, cambiándolo un poco.

Lo más genial fue escuchar mi nombre ser llamado; “a continuación, ¡Naked Flames!”, junto con comentarios positivos en el chat en tiempo real. ¡Fue surreal! Soy parte de mi propia burbuja; trabajo solo y cuelgo cosas online, bastante antisocial en cierto sentido.

Fue una experiencia hermosa y el festival funcionó muy bien, excepto por una cosa. Originalmente iba a hacerse en YouTube, hasta que un grupo de trolls lo denunciaron en masa para joder y la plataforma lo terminó dando de baja, lo que es absurdo y horrible. Pero rápidamente trasladamos el show a Twitch y marchó genial; todos estaban a gusto y me encantó ser parte de eso.

Debutaste en el formato en vivo de una forma bastante peculiar. ¿Te imaginás presentándote en clubes una vez que acabe la pandemia?

Antes del coronavirus me encantaba ir a varios clubes. Por suerte tengo varios amigos de la uni en la movida y en Bristol las noches son muy vibrantes. Me gustaría pensar que eso ayudó a que mi música suene como lo hace; que absorbí algo de todas esas noches de clubbing, especialmente ese sentimiento “nocturno”. Amo la música en vivo y me encantaría poder hacer sets en clubes cuando todo pase. Es algo que quiero al 100%.

Por lo que contás, mucha de tu inspiración viene de tu contexto personal: la noche, un sample que te pasaron, estar harto del trabajo…

Recién ahora me estoy dando cuenta de eso, porque hasta hace poco me veía como un chico haciendo tracks a la noche frente a su computadora en FL Studio. Pero supongo que lo que me ocurre en mi vida también ocurre en mi música. Por ejemplo, hay un cierto sentimiento de soledad en mi música que viene de mi forma de componerla: no colaboro con otros, trabajo mucho de madrugada tras el trabajo, conectado con la compu sin darle bola al mundo exterior.

Como contaste, ahora “lo tuyo” es hacer techno. Pero a futuro, ¿te imaginás revisitando el rock con toda la experiencia nueva que fuiste adquiriendo?

Sí, definitivamente. Todavía amo el género y tengo muchas ideas de canciones pop pegadizas o temas rock con texturas que quiero trabajar. A veces saco el amplificador y la guitarra y hago algunas canciones. Por alguna razón la mayoría suena muy slowcore, amo las armonías con arpegio del género. De hecho hay charlas de hacer una colaboración slowcore con uno de los artistas de No Agreements y quién sabe.

Me interesa mucho colaborar a futuro y volver a hacer rock. No reniego de mi pasado, solo que por el momento es más disfrutable y consistente lo que hago dentro del techno. También lo que me detiene un poco es que no aprendí del todo a producir música rock; me tardaré un tiempo en agarrarle la mano a cómo hacer los mixes apropiados.

Hace un mes sacaste un mini-álbum de noise llamado Centuries of Claustrophobic Labour. En cierta medida, continúa tu amor por la textura, aunque más agresivas. ¿Qué te llevó a incursionar en ese género?

Estas últimas semanas estuve terminando mi tesis y cuando trabajo no puedo escuchar música que demande demasiada atención de mi parte. Llegó un punto en que lo único que escuchaba era noise para ahogar todo lo demás y poder enfocarme. Tanto escuché que me dieron ganas de hacer algo propio, y un día boludeando con el FL Studio dije “voy a probar”.

No tenía mucha idea por dónde empezar, pero como conozco el programa hace años, se me ocurrió setear una drum machine y aplicarle efectos para que al tocar una tecla, empezaran a sonar golpes de batería bien duros al azar. Mezclé algunas texturas partiendo de eso como base y logré un sonido muy industrial y brutal que me gustó. No sé si a futuro vuelva a hacer noise, pero para algo de una vez, creo que estuvo bastante bien.