Conocé a Copperz: música lisérgica y espacial para mundos psicodélicos
Decir que la música de Copperz (Joaquín Pérez) es psicodélica es quedarse corto. Cada gesto del artista está pensado para construir experiencias texturales y lisérgicas que invitan tanto a bailar como a explorar otras percepciones. Para arribar al sonido justo –una mezcla de electrónica, ritmos deformes y ambientación espacial– el músico experimentó con hongos, vio ciencia ficción y fantaseó con viajar por otros mundos. El resultado es inevitablemente alucinógeno.
Producto de sus viajes por Estados Unidos y sesiones de composición trasnochadas, el artista presenta ahora dos EPs: Los sueños ácidos del apocalipsis y lsda2, este último un lado B y contracara del primer trabajo. “Es música que me permitía explorar desde mi habitación otros universos”, explica Copperz. Dispuestos en tracks, ahora esos mundos están a un click de distancia.
Estuviste radicado en Estados Unidos y también acá en Argentina. ¿Cómo arribaste a tu sonido y cómo te formaron estas experiencias?
Conocí a algunas de las personas que me gusta que muevan el mundo en Los Ángeles, Nueva York y Massachusetts. Fue muy enriquecedor, por más que pudo ser peligroso para una persona que iba a vivir sola a un lugar nuevo. No solo era un extranjero sino un intruso: intenté meterme en los lugares prohibidos y hacer quilombo porque necesitaba el agite por momentos. Soy así y en Estados Unidos falta eso; nadie espera que uno se mande por la puerta que no es. Buenos Aires es una ciudad con una energía más rebelde y eso trae consecuencias.
Compusiste el EP Los sueños ácidos del apocalipsis en el contexto de inicio de la pandemia. ¿Cómo fue el proceso de grabación en ese momento tan atípico?
Sentía muchas ganas de viajar y transportarme. Venía de hacer música más bailable y pensada para el vivo, entonces mi cuerpo me llevó a cambiar eso radicalmente. Empecé a hacer música que me permitiera explorar desde mi habitación otros universos. Me sentí muy en plan de la serie “The Midnight Gospel”. Esta idea de viajar cósmicamente desde el encierro se daba en medio de una sensación generalizada de apocalipsis y hay mucha influencia de la música psicodélica en general, desde el jazz espiritual de Alice Coltrane y Pharoah Sanders a cosas más pop/rock como Tame Impala.
A la hora de producir los tracks del EP experimentaste con hongos. ¿En qué manera modificaba esto tu forma de hacer música?
No es que me comía hongos mágicos y me ponía a hacer música. Fue más como tomar microdosis, o dosis grandes pero con más regularidad, y eso me hizo estar más abierto en el día a día a lo que se me planteaba y con más claridad mental. Entendía mejor cómo viajar cósmicamente sin moverme físicamente. Era un Travelling without moving (viajar sin moverse), como el disco de Jamiroquai.
Publicaste ahora un lado B al EP, llamado lsda2. ¿Lo pensaste en plan de continuación al anterior trabajo?
Salieron todos los temas juntos en realidad, pero de alguna manera cada tema se correspondía con otro que era su contracara. Fue algo accidental que descubrí hace unos meses, y por eso decidí sacarlo como un lado B.
Contanos brevemente un poco de cada tema de estos dos trabajos.
“Misiones bajo la lluvia cósmica o algo así”:
Lo hice en mi nuevo estudio. Es el último track que hice, no sé muy bien cómo salió o cómo surgió, pero cuando lo terminé dije “OK, voy a sacar un EP”. Tiene unos snares con delay que fueron inspirados por Mad Professor, que es un productor legendario de música dub. Es uno de los favoritos de aquellos que escucharon el trabajo. Todos mis títulos me terminan pareciendo muy pretenciosos, entonces por eso le mandé el “o algo así” al final, cosa de descontracturar un poco el nombre.
“Somehow Survived the Collapse of the Universe”:
Es mi favorito del EP. Originalmente, el proyecto se llamaba “playingdirty” (jugar sucio), y el concepto del track es eso: jugar sucio.
“Pink 2055”:
Lo hice después de ver una película de ciencia ficción que se llama “Looper”, y el concepto era hacer música que me transportara a estar drogado con una pastilla rosa en un boliche en el año 2055. Vean la peli: por ahí todo tenga un poco más de sentido, o quizás aún menos.
Los temas del lado B aún no tienen nombre definitivo. Los voy cambiando, pero hay uno que por ahora se llama “Caminata en el desierto” que tiene algo místico. Algo que me pasa mucho con los hongos es el recordarme que estoy solo, flotando en una piedra enorme en el medio de la nada. Otro track se llama “Let There Be Peace and Love and Perfection”, con un diseño sonoro muy zarpado; mi amigo Ale González, aka Kustikov, fue el que me dio la data para hacer sonidos flasheros con un programa que se llama Cecilia. Y el tercer track simplemente es una contracara de “Pink 2055”; la misma idea pero con otra droga más barata.
¿En qué planes estás trabajando?
Siempre estoy “trabajando”, pero por momento no hablaría de planes a futuro o nuevo material. Me gustaría conocer a Ángela Torres porque tiene una cara hermosa y fumarme una chala con Chalamet, o estar con mi amor platónico de la secundaria. Pero fuera de esos planes, no puedo decir mucho.