Bungalovv: música electrónica fracturada que desafía las reglas

Bungalovv: música electrónica fracturada que desafía las reglas

Fuente: Cortesía

Quienes siguen los pasos a la escena electrónica argentina pueden atestiguarlo: algo raro está ocurriendo en la pista de baile. La línea entre la melodía y el ruido es cada vez más borrosa, desembocando en ritmos que se contorsionan en maneras imposibles. O como lo plantea Pablo Betas (Bungalovv) al hablar de su música: “Es como un robot de chatarra herido que se tropieza hasta que logra caminar por su cuenta”.

Uno de los principales exponentes de la nueva camada experimental, este hacedor de beats inclasificables viene de publicar en abril Donde hubo fuego, un muy logrado trabajo que se perfila como uno de las sorpresas del año. Desde Berlín, donde se relocalizó para continuar su carrera, el artista nos cuenta los secretos de hacer música cinemática, la actualidad de TRRUENO (el colectivo de productores del que forma parte) y cómo la escena electrónica mutó en respuesta a la pandemia.

Es como tratar de recordar un recuerdo muy antiguo y hacer el esfuerzo: uno lo va ornamentando con elementos que no sabemos si son reales o los estamos generando, pero realmente aportan y transmiten el concepto del recuerdo.
Bungalovv

En Donde hubo fuego mezclás diversas corrientes de electrónica de baile con sonidos experimentales, más noise y glitcheados. ¿Cómo balanceás estos elementos en tu música?

Mi búsqueda por algo cinematográfico me lleva a combinar elementos que no son 100% considerados melódicos, o elementos cluberos o bailables. Más bien lo veo como ruidos escenificando una pista.

De chico cuando escuchaba Sonic Youth o My Bloody Valentine me gustaba pensar en la concepción de lo que es ruido o música. Hablo particularmente de estos proyectos porque siento que no solo me influenciaron mucho sino que tienen un balance perfecto entre estos don conceptos.

Las canciones toman direcciones imprevistas en muchas ocasiones, fracturándose y sin necesariamente respetar estructuras convencionales. ¿Cómo te acercás a la composición de los temas y cuándo sabés que un track está completo?

Muchos de mis tracks comienzan con sonidos percusivos desarmados, que lentamente van tomando una forma tropezada que te lleva a lo que puede ser un beat. Es como un robot de chatarra herido que se tropieza hasta que logra caminar por su cuenta.

Por lo general comienzo a componer pensando en diversas ideas o emociones que quiero transmitir mediante un determinado sonido; imagino una escena de peli o una pequeña historia o una foto. Cuando siento que esa emoción llega al track y puedo sentir o ver lo que me había imaginado o inspirado (libro, sonidos, recuerdos u otras cosas), ahí es cuando lo considero casi terminado y comienzo a hacer pequeños ajustes.

Es como tratar de recordar un recuerdo muy antiguo y hacer el esfuerzo: uno lo va ornamentando con elementos que no sabemos si son reales o los estamos generando, pero realmente aportan y transmiten el concepto del recuerdo.

El último tema lleva por nombre “No necesitás un alma para ser humano”, un concepto curioso en una época en la cual la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados. ¿De dónde surgió ese título?

Hay un desafío enorme que amo que es pensar nombres para los tracks y álbums. Un día me desperté con esa frase en la cabeza. Supongo que en verdad este track lo que cuestiona es la falta de empatía entre personas y, sobre todo, si estas personas se quieren.

A su vez, hoy en día siento que existe una gran facilidad a la hora de construir una superficie muy elaborada pero carente de esencia o contenido. Ser “Alguien” en el mundo importa más que saber quién sos o quién querés ser.

Compuse ese track devastador estando muy dolido en ese entonces.

Donde hubo fuego

La portada del disco presenta una postal difícil de definir, en la cual huesos parecen mezclarse con cables y estructuras extrañas. ¿Qué buscaste transmitir con esa imagen tan potente?

El arte de tapa fue una propuesta de un amigo y uno de mis artistas favoritos, David Střeleček. Fuimos hablando durante un tiempo y cerrando un concepto con base en la idea de encontrar un instrumento/objeto perteneciente a alguna civilización alienígena extinta.

Algo así como estar recorriendo un mundo devastado hace años y tratar de entender cómo habitaban ese mundo ciertas especies a través de las “reliquias” que uno va encontrando. Es como esos viejos videojuegos point-and-click de la saga Myst.

El trabajo lo lanzaste tras relocalizarte a Berlín. ¿Cómo influyó el contexto en su creación?

En verdad el álbum lo terminé apenas unos meses antes de viajar a Europa para encarar el tour que hicimos con TRRUENO el año pasado. Fue bastante complicado ese año porque me encontraba trabajando más de 10 horas por día para ahorrar dinero para mudarme acá a Berlín, organizando las fechas del tour y teniendo que rescatar momentos de tiempo libre y de lucidez creativa para continuar con la composición.

Esos momentos eran como chispazos y en la mayoría de los casos la magia fluía sola, sin muchas veces pasar por un plano consciente, casi como un desahogo de todo el stress y ansiedad que estaba viviendo en ese momento.

¿Qué oportunidades sentís que se te abrieron con el cambio de lugar?

Este año es bastante extraño y particular para todos, pero desde que me mudé a Berlín surgieron muchísimas fechas y tuve la posibilidad de ver y conocer a muchos de mis artistas favoritos de la escena.

Actualmente, podríamos decir que hay dos sedes de TRRUENO: una en Buenos Aires y otra aquí en Berlín, ya que Ro Stambuk (HADA), Tatiana QEEI y MAAY viven acá hace un tiempo.

Por mi parte estuve trabajando mucho. No es sencillo cambiar de país, de ciudad y de idioma, muchísimo menos con una pandemia global sucediendo, por lo que tuve un período de adaptación bastante extraño.

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Aparte de editar esta placa, contribuiste este año con tracks a compilaciones de TRRUENO y el recién creado Sacrilejio Records. ¿Qué podés contar sobre aquellos aportes?

Siento que está buenísimo poder aportar tracks a compilaciones porque hacen una unión de fuerzas para empujar un sello o colectivo. En ambos casos fue muy raro porque teníamos los álbumes terminados sin exactamente saber cuándo saldrían a la luz. Los lanzamiento estaban frenados por la pandemia y no había mucho movimiento alrededor, así que no quedó otra opción que armarse de paciencia y esperar al momento indicado.

Estoy muy contento con mi track para la compilación MECHA-03 de TRRUENO que se viene. Es un track que hice en colaboración con un amigo de Lisboa llamado Cru Encarnação pero que vive aquí en Berlín. Usamos de base uno de sus poemas, el cual narra una vuelta al núcleo de lava como fuente de nacimiento a partir de la destrucción ígnea. El compilado sale el 6 de noviembre pero ya se puede conseguir en el Bandcamp de TRRUENO.

¿En qué medida la pandemia cambió tus planes para este año? ¿Notás grandes cambios en la escena de baile a raíz de ello?

Mis fechas y el tour que tenía planeado quedaron en un bypass con un signo de interrogación. La música demostró ser uno de los pilares más débiles en la cadena cultural: todos los que dependemos de ella para vivir estamos viendo y sufriendo esa vulnerabilidad.

La música de la escena antes de la pandemia venía bastante en un mood hardcore, gabber, que desde mi punto de vista sentí aquí como un retroceso en la pista de baile, más que nada porque tiende a la agresión y a bailar solo rodeado de un montón de gente.

Creo que anteriormente hubo un furor europeo por la búsqueda de “sonidos/ritmos exóticos”, como los latinoamericanos, africanos o del medio oriente que generaban un núcleo en la pista, donde se reconocía al otro a la hora de bailar. Y eso aquí en Europa es casi imposible ya que todos manejan y cuidan mucho sus espacios personales y parecen estar muy acostumbrados al techno.

En el medio de la pandemia, la gran mayoría de interacciones musicales que hubo las sentí muchísimo más introspectivas, más ambient. Hasta experimentos desarrollando o jugando con varias técnicas nuevas. Mucha gente tuvo tiempo de hacer realmente cosas nuevas o cosas a las que durante su rutina no tenían acceso.

¿Qué planes a futuro podés adelantarnos?

Ahora el 15 de octubre sale el primer show de mi programa de radio en Ma3azef con un set especial que estuve trabajando durante estos tiempos de encierro. Un mix que hace una extraña cruza entre melodías de dungeon synth, música medieval, dark ambient y videogame music con ritmos latinoamericanos. Estoy muy contento con el resultado ya que es algo que pensé que era imposible de amalgamar y suena súper nuevo e increíble a mi parecer.

A su vez, estuve trabajando en varias pistas nuevas con diversos artistas de acá y de Argentina con la idea de sacar un mini álbum de colaboraciones el año que viene.

También estoy desarrollando un live-set AV para presentarme el año que viene si es posible.