Conocé a Wini Wini y sus fiestas de furbies, música 8-bit y electrónica
Imagina por un segundo que eres uno de esos típicos 90’s-kids.
No alguien que literalmente haya nacido en esa década, sino a esa versión idealizada del niño noventero.
El que vio absolutamente todos los shows de Cartoon Network, Nickelodeon, Fox Kids, lo que se te ocurra.
De esos que tenía tamagochis y al menos un cartucho de Pokémon para el Gameboy Color pero que, contra todo pronóstico, insistía en jugar Snake en el Nokia ladrillo de su papá o mamá.
El que pasó absolutamente todos los juegos de Nintendo 64, Playstation y Dreamcast en una de esas TVs rechonchas.
Y no olvidemos los juguetes: Furbies, Max Steel, la infaltable Barbie, peluches sonoros varios, etc.
Una década convertida en infancia.
Ahora, si destilamos todos estos elementos hasta su forma más pura, el resultado es uno y uno solo: nostalgia concentrada, de esa que nos hace inventar recuerdos y añorar una niñez que, tal vez, nunca tuvimos. Pero no hace falta que eso sea real, porque las emociones que generan sí lo son.
Esa calidez familiar es cómoda. Demasiado cómoda, tal vez, como para dejarla ir así como así. Más de uno se aferra a esos días de antaño como puede.
Fotos o videos, baúles de recuerdos y conversaciones que inician con un “¿te acuerdas cuando…?” son todos intentos por despertar esa llamita, dulce y gentil, que es la estela de una linda memoria.
Para Laura Wini, alias Wini Wini, la mejor forma de convocar la bella nostalgia es creando música. Pero no música para rememorar y lamentarse porque estos días se fueron, sino para bailar y saltar de alegría porque alguna vez pasaron.
¿Y bailar al son de qué, exactamente?
Una mezcla de chiptune, noise punk y house del más puro.
Tal vez jamás escuchaste el término, pero es casi una garantía que conoces el sonido chiptune. Se trata de un género que emula (y sepan disculpar el juego de palabras) la música de los juegos de antaño, de los arcades y las consolas de tercer y cuarta generación.
Desde el Atari 3600 hasta el Super Nintendo Entertainment System (SNES) y todo lo que fue de por medio. Estas son las bandas sonoras dan vida al género.
Y dado que el chiptune y los videojuegos son prácticamente homólogos, no es casual que esta pionera del la escena 8-bit local tenga un pasado muy estrecho con el gaming.
Desde chica, Wini Wini ha estado fascinada no solo con la música de los videojuegos sino con, en sus palabras, “la totalidad”: gráficas, gameplay, estética y sonidos.
“Me sentía muy a gusto en este mundo”, dice.
Esta pasión por los jueguitos, junto a su entrenamiento musical de chica, sembraron la semilla de lo que hoy es Wini Wini: electrónica arraigada en el pasado, pero siempre mirando al futuro.
Pero si prestaste atención, habrás notado que su música no es únicamente chiptune. ¿Qué hay del noise punk y el house?
El 8-bit es tan solo una parte del show. Es imposible hablar de Wini Wini sin mencionar también el circuit bending.
En pocas palabras, este es el arte de modificar circuitos preexistentes para darle un nuevo propósito, siempre musical, a juguetes, viejos pedales de guitarra y sintetizadores.
Donde los demás ven un anticuado xilófono electrónico para menores de cinco años, los circuit benders ven la pieza del rompecabezas que hacía falta para terminar su set. Es un asunto iguales partes músico, experto en robótica y científico loco.
Originalmente, la práctica era común en círculos menos… “accesibles”. Nació en los 60’s y tomó impulso en décadas recientes, más que nada en movidas noise y electroacústicas.
La inocencia de los juguetes tendía a perderse en los mares de estática agresiva y distorsión punzante que caracterizaban a estas escenas. El circuit bending fue casi una herramienta de destrucción en un caos controlado.
Pero como dice Wini Wini: “Yo quiero que la gente baile”. Y bailar al ritmo del ruido blanco no suena muy divertido.
“Cuando empecé, me pregunté: ¿qué sensación quiero crear?”.
Y la respuesta fue: “¡Alegría!”
Al más propio espíritu circuit bender, la artista tomó esta técnica de producción y le dio un nuevo uso: ser el soundtrack de una fiesta a la que están invitados gamers y aficionados de la música por igual.
Claro que al ser una fiesta, no estamos hablando de música lenta, de esa que es para quedarse quieto y fruncir el ceño con expresión pensante. Estamos de joda y lo que suene, que suene.
Ese mismo etos, el “que todo fluya y que nada influya”, se siente a flor de piel en la música de Wini. “No me gusta lo perfecto”, asegura. Hay espacio para inventar, improvisar y crear desde cero.
Es la diversión en la música como punto focal, y punto. Y por esa misma espontaneidad, no es probable que veamos algún lanzamiento formal, como un álbum, de parte de la artista.
Este es un asunto dinámico y las restricciones que presentan tener que trabajar en un LP completo van directamente en contra de la libertad que enmarca su música.
En el mundo pre-COVID, habrías encontrado a Wini Wini tocando en vivo en bares como La Tangente, aquí en Buenos Aires, acompañada siempre de una colección de peluches cantores, juguetes de plástico y artículos varios que, créalo o no, son tan importantes como cualquier pad o teclado.
En estos días de cuarentena, su música reside en Twitch junto al colectivo argentino de chiptuneros, Baratunes. Todos los miércoles, en el canal de Latin Chip, otro colectivo del género pero en este caso a nivel Latinoamérica, transmite shows en vivo en los que ocasionalmente podrás toparte con Wini Wini y sus furbies o, cuanto menos, música 8-bit de la más pura.
O si eso de sintonizar en vivo no es lo tuyo, podrás encontrar uno de los sets más emblemáticos de la artista en youtube, lleno de ejemplos de la grandeza de la música en los videojuegos.
En cuanto al chiptune, uno podría pensar que estamos hablando de una movida estrictamente underground. Pero como alguna vez pasó con los videojuegos, poco a poco está llegando a más audiencias sedientas por revivir el pasado.
Si le preguntas a Wini Wini cómo ve el futuro de la escena chiptune local, te va a responder con una sola palabra:
“¡Estallado!”
Baile, nostalgia y buena música entrelazados en un solo lugar. Los eventos chiptune/8-bit no son algo nuevo aquí en Argentina. Es más, desde mediados de la década pasada ya había talleres de creación de chiptune y shows en vivo.
Y hasta principios de este año, otros artistas emergentes de la escena, como Tony Leys, estaban llenando clubes enteros con fanáticos del retrogaming y el arte del sonido.
Así que atento: con los años, podríamos terminar viendo más y más peluches y pianos de juguete en las mesas de DJs. Y sin duda, Wini Wini estará por ahí para animar la fiesta de esta escena en ascenso.
Te dejamos con el nuevo set en vivo de la artista, una probadita de esta movida. Que lo disfrutes.
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